Nacionalismo
Nacionalismo: La historia tiende a unirnos, no a separarnos
Las formas moderadas de patriotismo pueden ser benignas. El problema empieza cuando el patriotismo benigno se metamorfosea en ultranacionalismo patriotero, lo cual es terreno fértil para los conflictos violentos. En el pasado era razonable buscar seguridad y sentido en el regazo de la nación, pero hoy, sin negar eso, tenemos al menos tres retos que nos obligan a trabajar más conjuntamente. La guerra nuclear es el primero y ciertamente en este campo lo estamos haciendo bien: a pesar de las guerras, hoy mueren menos personas por violencia humana que por obesidad, accidentes de tráfico o suicidio. El miedo a la guerra nuclear hace que los estados poderosos piensen bien antes de meterse en una guerra que sería desastrosa para el planeta.
Los científicos están de acuerdo en que las actividades humanas hacen que el clima de la Tierra cambie a un ritmo alarmante. Es fundamental que realmente hagamos algo al respecto ahora”. Harari tiene claro que el nacionalismo no puede sino empeorar la respuesta a este problema, porque las actuaciones para ser efectivas, tienen que emprenderse a un nivel global. Harari subraya que la industria de la carne, además del enorme sufrimiento que inflige, es una de las principales causas del calentamiento global, una de las principales consumidoras de antibióticos y venenos, y una de las mayores contaminadores de aire, tierra y agua
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