La respuesta a los problemas globales
Según Harari, el patriotismo en su forma moderada no presentan ningún
problema. El problema empieza, realmente, cuando el patriotismo se
convierte en un ultranacionalismo patriotero. El autor explica que este
es terreno fértil para los conflictos violentos. Se plantea la pregunta:
Acaso un retorno al nacionalismo ofrece soluciones reales a los
problemas sin precedentes de nuestro mundo global, o se trata de un lujo
escapista que puede condenar al desastre a la humanidad y a toda la
biosfera?
La gente se impuso la dificultad de crear colectivos nacionales porque se enfrentaba a retos que una sola tribu no podía resolver. Esta fue una de las razones por las que las tribus se fusionaron poco a poco en una única nación. A pesar de tales ventajas, transformar tribus y clanes en una nación única nunca fue fácil, ni en épocas antiguas ni en la actualidad.Eso no significa que haya algo malo en los vínculos nacionales. Los sistemas enormes no pueden funcionar sin lealtades en masa, y expandir el círculo de la empatía humana tiene sin duda sus méritos.Durante generaciones, la crítica más básica del nacionalismo era que conducía a la guerra. Pero la conexión entre nacionalismo y violencia no refrenó los excesos nacionalistas.Aunque el nacionalismo conducía a conflictos horrendos a una escala sin precedentes, los estados nación modernos también creaban enormes sistemas de asistencia sanitaria, educación y bienestar.
Todo cambió en 1945 con la invención de las armas nucleares alteró considerablemente las condiciones del acuerdo nacionalista. Dentro del contexto de nacionalismo y globalización, este es el primer reto de las naciones que las obliga a trabajar conjuntamente. El miedo a las guerras nucleares hace que los estados con mayor poder reflexionen antes de desatar un acontecimiento que atente contra la integridad del planeta.
El segundo reto planteado por Harari es el cambio climático y los asuntos ambientales. Harari tiene claro que el nacionalismo no puede sino empeorar la respuesta a este problema, porque las actuaciones “para ser efectivas, tienen que emprenderse a un nivel global”. El tercer reto es la disrupción tecnológica, incluyendo a la biotecnología y infotecnología. Estos tres retos pueden servir para “forjar una identidad común” que permita afrontar los riesgo Harari ve claro que debemos globalizar nuestra política, lo cual no implica necesariamente un gobierno global, sino que todos los gobiernos den mucha más relevancia a los problemas y los intereses globales.
La gente se impuso la dificultad de crear colectivos nacionales porque se enfrentaba a retos que una sola tribu no podía resolver. Esta fue una de las razones por las que las tribus se fusionaron poco a poco en una única nación. A pesar de tales ventajas, transformar tribus y clanes en una nación única nunca fue fácil, ni en épocas antiguas ni en la actualidad.Eso no significa que haya algo malo en los vínculos nacionales. Los sistemas enormes no pueden funcionar sin lealtades en masa, y expandir el círculo de la empatía humana tiene sin duda sus méritos.Durante generaciones, la crítica más básica del nacionalismo era que conducía a la guerra. Pero la conexión entre nacionalismo y violencia no refrenó los excesos nacionalistas.Aunque el nacionalismo conducía a conflictos horrendos a una escala sin precedentes, los estados nación modernos también creaban enormes sistemas de asistencia sanitaria, educación y bienestar.
Todo cambió en 1945 con la invención de las armas nucleares alteró considerablemente las condiciones del acuerdo nacionalista. Dentro del contexto de nacionalismo y globalización, este es el primer reto de las naciones que las obliga a trabajar conjuntamente. El miedo a las guerras nucleares hace que los estados con mayor poder reflexionen antes de desatar un acontecimiento que atente contra la integridad del planeta.
El segundo reto planteado por Harari es el cambio climático y los asuntos ambientales. Harari tiene claro que el nacionalismo no puede sino empeorar la respuesta a este problema, porque las actuaciones “para ser efectivas, tienen que emprenderse a un nivel global”. El tercer reto es la disrupción tecnológica, incluyendo a la biotecnología y infotecnología. Estos tres retos pueden servir para “forjar una identidad común” que permita afrontar los riesgo Harari ve claro que debemos globalizar nuestra política, lo cual no implica necesariamente un gobierno global, sino que todos los gobiernos den mucha más relevancia a los problemas y los intereses globales.
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